Millones, millones y más millones. La palabra millones embriaga nuestra mente y hace patinar nuestra lógica como en una pista de hielo. Los botes altos de la lotería nos atraen como la miel a las moscas.
¿Qué vas a hacer con todo ese dinero? ¿Comprarte una galaxia? ¡Claro que sí! En Laguinda nos encantan las galaxias. De hecho, vivimos en una. Nosotros no tenemos ningún prejuicio con que compres una galaxia o que hagas construir una nueva para ti solito. Pero quizá, no necesites tanto.
Ansia pura.
Como ese “niño ansias” que al darle el primer lametón a su helado de seis bolas las tira al suelo. “Es que eres ansia pura”, le dice su abuelo. En general, no se nos da bien hacer cálculos sobre la realidad, ni manejar nuestras expectativas porque psicología aparte, las matemáticas dan miedo. A veces, pedimos más de lo que necesitamos. Sólo porque realmente, no sabemos medir lo que necesitamos. Quizá, lo que nos parece poco, sea más que suficiente; puede que sea muchísimo. Esta incapacidad para medir la realidad, quizá resta perspectiva sobre qué se puede hacer con seis millones de euros.
Perspectiva.
Puede que tener perspectiva sea algo difícil si te ha tocado la lotería. ¡Sin complejos, venga! En pesetas españolas, por si eso ayuda a alguien: 998.316.000. pesetas. ¿Mejor? Seis millones de euros puede parecer un bote pequeño en comparación con 60 millones. Pero vamos a darle algo de contexto. Seis millones de euros, íntegros; porque has ahorrado el dinero en impuestos gracias al seguro de Laguinda. Seis millones de euros con los que puedes hacer algo más que “tapar agujeros”. Especialmente, si decides usar el servicio de acompañamiento legal, fiscal y financiero adherido al seguro que has contratado en Laguinda con tu billete de lotería. Parece, que ese bote “pequeño”, va a dar mucho de sí.
Con seis millones de euros te da para comprarte un château en Francia, unas vacas, aprender a hacer queso Roquefort y hacer brindis al Sol. De hecho, puedes comprarte un viñedo, hacer tu propio vino y ponerle tu nombre: “Manolo González”. Si te da la gana, puedes comprarte un yate con beach club, beber tu vino con tu nombre y terminar el crucigrama de “El país”, mientras el Sol brinda por ti.
Quizá estos ejemplos te parecen exagerados, pero nos ayudan a entender ¡¡que somos ricos!! No somos súper-ricos, pero ¡somos ricos!
Arreglarse la vida.
De modo que, antes de despreciar un sorteo de lotería porque su bote no es muy alto, paremos a pensarlo. Puede que ganar una bonoloto de 800.000€, no sea suficiente para dejar nuestro trabajo, pero nos dará paz mental nivel Dalai Lama. O bien, lo primero que has pensado, seguramente: hacerte un blanqueamiento dental. Sí, hacerte un blanqueamiento dental para deslumbrar al oficinista del banco cuando liquides tu hipoteca. Pero con este dinero, puedes hacer algo más que saldar deudas o comprar un plan de pensiones.
De a poquito.
Probablemente, tienes una fantasía o un deseo que es mucho más asequible y accesible de lo que crees. Y si no lo tienes, aquí estamos nosotros para animarte a plantearlo. ¿La razón de que no te hayas puesto a elaborarlo es porque crees que no es para ti?; ¿estás muy ocupado con tu día a día para entretenerte con cosas que no van a ocurrir? ¿Cómo que no? Hay que cambiar esa actitud. ¡A por ello! Ponte en plan “project manager de mis sueños”. Coge una hoja de papel, un boli, dale a Google y echa cuentas. Saca al contable que llevas dentro, sumérgete en las hojas de cálculo de Excel, obtén una cifra y programa un plan de ahorro.
¿La tienes? Bien, probablemente ahora mismo se escapa de tu presupuesto. No pasa nada; no hay que tirar la toalla. De acuerdo, resulta que para atravesar el planeta en globo aerostático tendrías que estar ahorrando hasta que te quedaras teniente. Bien, ¿qué hemos aprendido del “niño ansias”? Que en lugar de seis bolas de helado, podemos tomar tres. En lugar de dar la vuelta al planeta, quizá puedes ir a sobrevolar Cappadocia o cualquier otro destino que te resulte atractivo. En lugar de darte un atracón, vamos de a poquito. Saboreando.
La alegría de un pellizco.
En resumen, no se trata de pedir más de lo que necesitamos, sino de conocer nuestros recursos, trazar un plan e ir a por nuestros sueños. Seguro, que de camino, la suerte se pone de nuestro lado con un buen pellizquito de la lotería.