El azar, o la suerte, siempre es ese factor determinante en el desenlace de cualquier sorteo relacionado con la Lotería. No hay recetas mágicas, ni siquiera secretos no conocidos. El azar es caprichoso. O quizá no tanto, si nos atenemos a las matemáticas o a esa perspicacia que llevó a François-Marie Arouet, Voltaire, a confeccionar un método infalible para ganar todos los premios de los sorteos de lotería que se celebraban en la Francia del siglo XVIII. Desde entonces, todos los fieles seguidores de los sorteos, o de los juegos de azar, buscan dibujar esa estrategia perfecta que les posibilite convertirse en millonarios.
François-Marie Arouet pasó a la historia como autor de infinidad de obras, reflexiones y textos literarios de todas las temáticas (se estima más de 20.000 escritos con su firma), aunque muy característicos sus letras contra la Iglesia católica, su defensa de las libertades y sus críticas ante la separación de poderes de Estado e Iglesia. Pasó a la historia como un destacado miembro de la Ilustración.
Entre las matemáticas y la perspicacia
Aparcaremos sus escritos y sus pensamientos filosóficos y sociales contra las instituciones de aquella época, diremos que también escribió un notable capítulo relacionado con el ámbito de la lotería. Su método fue tan importante que acabó siendo millonario, amasando una inmensa fortuna. Eso sí, sus inicios, como reveló en sus memorias, no fueron muy prometedores: perdió grandes cantidades de dinero en diferentes partidas de naipes.
Su suerte cambió cuando se cruzó con las matemáticas…
O más bien cuando Francia entró en problemas financieros. O quizá, aún más trascendente, cuando entabló contacto con Charles-Marie de La Condamine, un matemático y científico francés. Ambos, junto con otros socios, encontraron el conocido ‘método Voltaire’. ¿En qué consistió? No pienses en grandes secretos, sino en un golpe de suerte o, mejor dicho, de perspicacia de Charles-Marie de La Condamine, cuya mente fue muy privilegiada.
En aquella Francia deprimida económica y socialmente, el ministro de finanzas de la corte de Luis XV, que respondía con el nombre de Michel Robert Le Pelletier, ideó una lotería con la que devolver la ‘alegría’ a sus conciudadanos. Como los bonos del Estado habían perdido su valor, buscó compensar a los inversores de estos bonos con una especie de lotería. Todo comprador de un bono, daba derecho a adquirir un boleto de lotería. Cada boleto de lotería tenía un coste de 1/1.000 el valor de cada bono, es decir, un boleto de lotería para un bono de 1.000 francos, tenía un coste de 1. Pero en cambio, si el bono tenía un valor de 10.000, el coste del boleto de lotería era de 10. Todos los boletos tienen las mismas posibilidades de resultar agraciados independientemente de su valor.
No entraremos en la idea de si ésta era óptima o no (se buscaba, obviamente, recaudar dinero para las arcas públicos, pero sin subir directamente los impuestos), pero Charles-Marie de La Condamine, empujado por Voltaire (lector de la ‘letra pequeña’ de las reglas del sorteo), acabó dando con el error del responsable de finanzas. El sistema tenía un error. Esto es, si se compraban bonos baratos, se aumentaban de manera sobresaliente las opciones de ganar, ya que la inversión, sería menor que el posible premio. Y eso sucedió. Cada día 8 de cada mes, nuestros protagonistas, y sus socios, ganaban el sorteo de la lotería. Lo hacían de manera completamente legal, e incluso, con el objetivo de evitar investigaciones, sus acciones estaban respaldadas por un notario.
Millonarios legalmente
¿Cuánto consiguieron ganar? Hay diferentes estimaciones, pero Voltaire reconoció haberse embolsado más de medio millón de francos, una auténtica fortuna en aquella época. Lógicamente, desde el Estado de Francia se dieron cuenta de estas artimañas, o eso pensaron ellos, porque un juez desestimó su denuncia contra Voltaire y sus socios. Sus ganancias eran legales. Obviamente, conocido este desajuste en las reglas del sorteo, desde las autoridades regularon nuevamente el sorteo con el objetivo de evitar estos problemas. Voltaire era millonario y pasó a la historia como uno de los fundadores del ‘método Voltaire’, con el que siempre se ganaba a la lotería.
Voltaire, como sucede en la actualidad con algunas personas que son agraciadas con la diosa fortuna de los millones, invirtió sus ganancias en diferentes inmuebles palaciegos (como el castillo de Ferney o Les Délices, un palacio), entre cuyas paredes escribió muchos de los escritos por los que también pasó a la historia, como un hombre que defendió sus ideales sobre los derechos humanos, crítico con el Estado y la Iglesia y representante máximo de un tiempo histórico conocido como la Ilustración. Desde entonces, todos los organismos dedicados a idear sorteos de lotería en diferentes países o juegos de azar se cuidan mucho de establecer unas bases bien férreas con el fin de evitar vacíos legales y/o matemáticos. Lo dicho, la suerte sigue siendo incontrolable.
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